En los barcos antiguos (galeones, carabelas...) las aberturas al exterior eran cuadradas o rectangulares y en los barcos modernos metálicos son redondeadas o cuadradas con las esquinas redondeadas.
La madera es un material bastante flexible, un casco de madera resiste los embites del mar gracias a esa flexibilidad, la madera cruje, pero la estructura se mantiene. Así pues no importa en gran medida la forma de las ventanillas, puesto que no ha de soportar grandes presiones.
Cuando se empiezan a construir los cascos de acero, la rigidez de la estructura tiene sus puntos débiles en esas aberturas. Los ingenieros navales pronto descubrieron que un agujero rectangular en la cubierta, la bodega o el caso, era una fuente de la fatiga metálica (tipo de fractura que conduce a la rotura catastrófica cuando se aplican cargas fluctuantes en el tiempo) que empezaba por las esquinas.
El casco o la cubierta podía literalmente partirse debido a las flexiones y contracciones causadas por la fuerza de las olas, porque cuando se aplica una fuerza sobre una superficie rectangular ésta se concentra en los ángulos o esquinas, aumentando la fatiga y facilitando la fractura.
Si se eliminan las esquinas redondeándolas o, mejor aún, se consigue una superficie circular, la fuerza se distribuye uniformemente y se minimiza la fatiga.
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Fuente: sabercurioso.es
GRAN DATO, MUY INTERESANTE. GRACIAS POR COMPARTIR.
ResponderEliminarUN ABRAZO